Los compañeros de música y teatro diseñaron 4 salas en las que representaron las distintas estaciones del año, creando un recorrido por el que transitar, por grupos, con los ojos cerrados para experimentar distintas sensaciones a partir de determinados estímulos. El olfato, el oído, el tacto y el gusto se experimentaron de forma inusual al anular la vista. En las distintas salas se pasó del frío viento y lluvia del invierno a una brisa primaveral, degustamos los sabores otoñales, respiramos olores de frutas de verano y escuchamos los sonidos de la naturaleza.
La experiencia finalizó con una obra colectiva que reflejaba lo que cada uno de los participantes había sentido y con un regalo para cada estudiante y profesor de arte.
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